Las
rondas en educación física, son juegos!!!
Las rondas infantiles y los
juegos tradicionales nos hacen recordar aquella época de nuestra infancia
cuando éramos muy pequeños y nos tomábamos de la mano formando una ronda,
girábamos y cantábamos con la alegría que el canto y el juego pueden provocar
en un niño.
Una buena maestra de parvulario,
y aun las que trabajan con niños entre los 6 y 8 años, saben que el juego para
el niño es como el trabajo para un adulto. Es la reafirmación de su yo y la
puerta que abre el conocimiento del mundo que le rodea, el juego es el puente
que le lleva a relacionarse con los otros.
Es lamentable ver a muchas
maestras que se jactan de “buenas educadoras” porque atiborran a sus alumnos
con conocimientos intelectuales desde temprana edad, porque les apresuran a
leer, a sumar y restar desde los cinco años. Es sumamente preocupante ver a los
orgullosos padres que consideran a sus hijos más inteligentes porque recitan de
memoria los números, las letras, sin embargo, no se dan cuenta de que la
intelectualización forzada desde tan temprana edad provoca el mismo efecto que
madurar una fruta a la fuerza. Es verdad que un niño puede aprender todo lo que
le enseñen desde muy pequeño, pero no olvidemos que cada cosa tiene su tiempo,
y que un niño de edad preescolar debe jugar y cantar, actividades suficientes
para aprender lo que necesita a esta edad. En el preescolar el niño debe
aprender a relacionarse, desarrollar hábitos de aseo, de trabajo, aprender a
ser ordenado, a esperar su turno, a compartir, a ser grato con los demás, cosas
básicas para toda su vida.
La maestra que juega con sus
alumnos fortalece la relación con ellos, los conoce de mejor manera, y tiene a
su favor la confianza y el amor de sus alumnos que aceptarán gustosos, después
de jugar, trabajar en el interior del aula.
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